Maxwell Brodie recuerda vívidamente el destructivo incendio forestal que experimentó cuando era niño en el interior de la Columbia Británica.
Una noche de 2003, alrededor de las 4 de la madrugada, un rayo cayó sobre un árbol y provocó un incendio enorme que quemó el parque de la montaña Okanagan. Los vientos aumentaron, el cielo se volvió naranja y más de 30.000 personas fueron evacuadas de su ciudad natal. Brodie recuerda haber ayudado a su padre a colocar una manguera de remojo para proteger el techo de cedro de la caída de ceniza.
La experiencia inspiraría a Brodie, casi dos décadas después, a lanzar una startup de software que brinda a helicópteros autónomos y otras aeronaves la capacidad de percibir y extinguir incendios forestales.
“Eso es algo que, cuando eres niño, no olvidas”, dijo Brodie, cofundador y director ejecutivo de la empresa Rain, con sede en Alameda. “A medida que experimentamos estos incendios más frecuentes y severos, se vuelve más importante ampliar la capacidad de respuesta para incluir la capacidad de responder de noche en condiciones de humo y vientos fuertes”.
Brodie forma parte de un grupo pequeño pero creciente de empresarios en…