«¡Este es el indicado!»
Lewis Hamilton no pudo ocultar su emoción mientras caminaba entre los coches de carretera en la «sección patrimonial» de la sede de Ferrari en Maranello, Italia.
Cuando vio un Ferrari F40 rojo brillante, uno de los coches de carretera más raros del fabricante, en medio del suelo, se detuvo. Extendiendo las manos sobre el alerón trasero, una sonrisa envolvió su rostro. Había encontrado su favorito.
Fue este tipo de maravilla lo que buscó Hamilton, siete veces campeón del mundo que lo ha visto y ganado todo en la Fórmula Uno, cuando decidió mudarse a Ferrari. A pesar de todo el éxito que disfrutó con Mercedes, nada podría igualar la historia y la magia del equipo más emblemático de la F1.
El momento con el que había soñado desde pequeño, convertirse en piloto de Ferrari, por fin había llegado.
El primer día en Maranello había llevado casi un año de preparación para Hamilton. Desde que anunció su impactante decisión de dejar Mercedes después de 12 temporadas, soportó un año pasado difícil y, según él mismo admitió, ocasionalmente incómodo. Cerrar ese capítulo en Abu Dhabi puede…