Con el anuncio de las nominaciones al Oscar de este año, los miembros de la Academia han respondido, en efecto, a los desastres naturales y políticos del momento en nombre de la solidaridad. Ha cristalizado un consenso notable entre un pequeño número de películas que, de una forma u otra (ya sea con arte audaz o métodos convencionales, historias o fantasías realistas) encarnan, muestran o al menos parecen celebrar los valores liberales del pluralismo, la igualdad, y resistencia a la arrogancia del poder, ya sea político o económico. Esta vez, los Oscar están dando vueltas.
El grado de aparente consenso es extraordinario, como se ve en las diez nominadas a Mejor Película, los temas que abordan y la concentración de nominaciones: seis nominaciones por “Anora”, sobre la huella opresiva de los oligarcas rusos; diez por “El brutalista”, la confrontación de un sobreviviente del Holocausto con un magnate estadounidense depredador; ocho por “A Complete Unknown”, una película biográfica sobre un ícono de la revuelta generacional; ocho por…